Mensaje de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, durante la ceremonia de nombramiento de Huésped Distinguido al Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia

Publicado el 24 Marzo 2021

Presidente Luis Alberto Arce Catacora; a su esposa Lourdes muchas gracias Embajadora; Presidenta del Congreso de la Ciudad de México, Margarita Saldaña; al Presidente del Poder Judicial de la Ciudad de México, doctor Guerra.

Bienvenido a nuestra ciudad Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Alberto Arce Catacora. Es un honor recibirlo en nuestra gran Ciudad de México, cuna de las culturas milenarias que construyeron la historia de nuestra pluriculturalidad; aquí nació Cuicuilco hace casi 3 mil años, y hace siete siglos la Cuenca de México vio establecer el México-Tenochtitlan, que da el nombre a nuestro gran país.

Le comparto, Presidente, que este año hemos decidido nombrar el 2021 “México-Tenochtitlan, Siete Siglos de Historia” porque, aun cuando hace 200 años se consuma la Independencia de México y hace 500 se consuma lo que se denominó la Conquista, nosotros queremos reivindicar nuestro pasado prehispánico de la Gran Tenochtitlan, pero sobre todo, la resistencia de nuestros Pueblos Originarios.

En esta gran megalópolis, en nuestra Ciudad de México, se hablan 55 de las 68 lenguas indígenas que hablan comunidades residentes, y se reconocen 141 Pueblos Originarios que mantienen viva la lengua náhuatl, tradiciones y formas organizativas.

En nuestra Constitución de la Ciudad, el Artículo 2 define a la Ciudad de México como ciudad intercultural, pluriétnica, plurilingüe y pluricultural; así que la Constitución de Bolivia fue un parteaguas para Naciones de América Latina, pero también para entidades tan ricas en historia y cultura como la Ciudad de México.

La Ciudad de México ha sido sede y se ha enriquecido con una política exterior mexicana que plasmó el Presidente Benito Juárez en su frase célebre “Entre las personas, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”; esta política de país respetuoso y hospitalario la profundizó el Presidente Lázaro Cárdenas al abrir las puertas a los republicanos españoles y a muchos otros que huyeron del fascismo europeo y que siguió abriendo sus puertas a exiliados latinoamericanos que tuvieron que dejar su Patria por persecución política.

Durante años, esa política –en medio del periodo neoliberal– quedó relegada; hoy el Presidente Andrés Manuel López Obrador, al salvar la vida del Presidente Evo Morales, mostró claramente que recupera lo mejor de nuestra solidaridad como país, pero aún más, porque durante muchos años se habló de la política exterior mexicana como farol de la calle y oscuridad de la casa.

En esta ocasión, en esta transformación de nuestro México –en lo que llamamos la Cuarta Transformación–, la democracia y la libertad son esencia de la política interior para reivindicar con verdadera autoridad moral una política exterior solidaria y respetuosa de la Soberanía de los Pueblos.

A los pueblos de México y Bolivia los une una gran historia, y hoy también una gran coincidencia; nos une el anhelo de igualdad, democracia, reivindicación de la memoria histórica.

En las últimas décadas el Estado Plurinacional de Bolivia ha mostrado al mundo que un modelo desarrollo incluyente es posible, que el reconocimiento de los Pueblos Originarios y su cultura como esencia de un proyecto nacional, es posible; que la defensa de la soberanía es principio inalienable y que el bienestar de los pueblos se construye a partir del acceso a los grandes derechos, como obligación de un Estado de Bienestar y no como mercancías o privilegios.

Pero más recientemente el pueblo de Bolivia dio sorprendente ejemplo al mundo por su organización, el reconocimiento de la democracia y de la soberanía popular en contra de un violento golpe de Estado, un momento heroico del Estado Plurinacional de Bolivia y en la defensa de su soberanía que recae –como dice la propia Constitución de México– en el pueblo y nada más que en el pueblo.

Hace cerca de un año dimos este reconocimiento –que entregamos hoy a usted señor Presidente– de Huésped Distinguido a Evo Morales; hace menos de un mes al Presidente Fernández de Argentina; hoy lo recibimos, Presidente Luis Alberto Arce, con el reconocimiento que se merece el gran ejemplo que ha dado el pueblo boliviano, heroico, en la mejor reivindicación de su libertador Bolívar, y de un sueño de compartir historia y futuro con el pueblo de México, de la Ciudad de México, el sueño de nuestra patria grande, la América Latina.

Muchas gracias.

PRESIDENTE DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA, LUIS ALBERTO ARCE CATACORA (LAAC): Hermana Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de Ciudad de México; saludar también a los hermanos Rafael Guerra Álvarez, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México; la hermana Margarita Saldaña Hernández, Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de la Ciudad de México; a nuestra Embajadora de México en Bolivia, nuestro Embajador de Bolivia acá en México; a personeros del Gobierno de México.

A nuestro canciller que nos acompaña, el personal del Ministerio de Relaciones Exteriores, personal del Gobierno de la Ciudad de México; a mi esposa, que nos acompaña siempre en este tipo de viajes; a todos y cada uno de nuestros hermanos de Ciudad de México.

Hemos estado viviendo acá en México –gracias a la solidaridad y al compromiso del pueblo mexicano– con la democracia, con la libertad de pensamiento; observamos esa conducta extraordinaria de México hace muchos años atrás, lo notamos cuando visitábamos los museos; notábamos cuando paseábamos las calles en México, donde no solamente es un tema de gobierno, sino también es un tema cultural.

El mexicano es amable, hospitalario y eso se lo percibe; en todos los dos meses que nos ha tocado vivir acá, no hemos sentido que estábamos en un país diferente, en un país desconocido, nos hemos sentido en casa. Y con esa amabilidad, y con esa cordialidad que siempre el mexicano recibe a los extranjeros, hoy venimos a una situación diferente a Ciudad de México y nos sentimos exactamente igual.

No se necesita ser Presidente de un Estado para sentirse bien y cómodo aquí en Ciudad de México, lo hemos vivido en ambas fases, pero sin duda, en esta segunda un compromiso adicional y un agradecimiento particular a todas las autoridades mexicanas, y especialmente acá en Ciudad de México por toda esa solidaridad mostrada con nuestros compañeros, empezando por nuestro hermano Evo Morales, nuestro hermano Álvaro García, muchos ministros, que tuvimos que acogernos a esta solidaridad de México y de Ciudad de México luego de ese sangriento golpe en Bolivia.

Pero siempre hemos confiado en la sabiduría del pueblo boliviano, el pueblo sabe, valora y en muy poco tiempo y a la primera oportunidad, que un gobierno de facto le dio de poder expresarse en las urnas, lo hizo y lo hizo de manera contundente.

Es innegable que nos retornamos al país, retornó el hermano Evo, retornó el hermano Álvaro, retornaron varios de nuestros ministros que estaban acá en México, otra vez al país, para seguir contribuyendo, para seguir aportando un proceso de cambio que busca mejores oportunidades, busca mayor igualdad, que busca una mejor distribución del ingreso en nuestro país.

Ese fue nuestro pecado, pero nosotros orgullosos de continuar, de tomar el mando –en nuestro país– de este proceso de cambio, este proceso que le ha dado mucho bienestar al pueblo boliviano y que, sabiamente, supo elegir en octubre, dándonos a nosotros el reto y el compromiso de seguir trabajando para mejores días del pueblo boliviano.

Imbuidos en ese espíritu democrático que ha demostrado nuestro pueblo boliviano, agradecemos humildemente el honor que nos hace el Gobierno de Ciudad de México al darnos esta declaratoria de Huésped Distinguido.

Estamos infinitamente agradecidos y esperamos cooperar entre nuestros pueblos, entre nuestras ciudades; hay mucho que podemos intercambiar entre experiencias de uno y otro país, y creo que el diálogo y no cerrar puertas a ningún gobierno es la mejor receta.

Qué mejor, tratándose de Ciudad de México, una ciudad muy parecida a nuestra ciudad de La Paz, una ciudad muy parecida en la composición indígena, en la composición étnica, en la composición, inclusive, de las fiestas que acostumbran acá en México que se reproducen en nuestro país con diferente lógica, pero al final, nuestros pueblos han ido heredando de los Pueblos Originarios varias de las fiestas, culturas que nuestros Pueblos Originarios que habitaban en la Abya Yala están presentes, todavía ahora, en nuestras diferentes culturas.

Por eso nos sentimos honrados, agradecidos y, por supuesto, estamos seguros de que todos, ante esta pandemia, ante todos los problemas que enfrentamos, vamos a salir adelante.

Muchísimas gracias.